Abordar los retos empresariales con un enfoque nuevo e intuitivo es esencial para no reproducir las respuestas conocidas y habituales.

Pensamiento Creativo: competencia clave

Hace unos años era difícil hablar de creatividad en contextos organizados. Gracias también a las numerosas investigaciones realizadas a lo largo de los años, el desarrollo del pensamiento creativo se considera hoy en día la competencia clave para la formación. Y cuando digo entrenar me refiero a que requiere dedicación, pasión y habilidades que se adquieren en las pruebas. Intenta tocar el piano o el violín si nunca lo has hecho. Para ser músico se necesita una técnica, que debe ser ensayada y repetida a lo largo del tiempo. Lo mismo ocurre con el pensamiento creativo. Tienes que tomar lecciones, experimentar, tener un coach o mentor que te apoye. Entonces, después de mucha práctica, esa pasión se convierte en tu segunda habilidad.

¿Ser innovador? La varita mágica no es suficiente

Esta premisa es imprescindible porque cada vez más a menudo nos enfrentamos al fenómeno de la "varita mágica", es decir, las empresas que piden a sus empleados que sean más innovadores con respecto a los retos empresariales y que desearían que esto ocurriera por una fatídica oleada de la varita.

La creatividad produce magia, pero no es magia en sí misma. Requiere una formación y un contexto que le permita capacitarse, mimarse, desarrollarse y protegerse.

Entender hacer y hacer para entender

Cuando estas premisas se cumplen, las dos palabras clave que nos guían son comprender y hacer. En los contextos organizativos en los que se forma el pensamiento creativo, los líderes se enfrentan a verdaderos retos empresariales con una buena comprensión del reto, del perímetro, de la importancia, pero sobre todo actúan: experimentan inmediatamente, para hacer el reto en sí tangible, concreto, algo sobre lo que pedir feedback y entender la dirección a seguir.

Esta práctica entrena conscientemente - y a veces no - el pensamiento diagnóstico creativo visionario y estratégico, incluso antes de llegar al pensamiento ideativo.

Así que, para aplicar el pensamiento creativo a los verdaderos retos empresariales, hay que entender lo que hay que hacer y lo que hay que hacer para entenderlo.